jueves, 27 de octubre de 2016
CUENTO CHINO.
China sigue aspirando una cantidad descomunal de divisas de la economía argentina gracias a la política proteccionista local que, además de dificultar las exportaciones de bienes agroindustriales, promueve una pauperización del poder adquisitivo de la población.
En los primeros ocho meses de 2016 la Argentina registró un déficit comercial con China de 3468 millones de dólares. Con ninguna otra nación o región se registra un desbalance tan profundo. En segundo lugar –lejos– está el Mercosur con un déficit en el período de 2151 M/u$s, según datos oficiales informados hoy por el Indec.
No se trata de una novedad: Argentina viene registrando desde 2008 un déficit comercial creciente con China a partir del proceso primarizador de la economía instrumentado por el kirchnerismo (en el año 2015 dicho déficit alcanzó un récord de 6395 millones de dólares).
Un relevamiento de equipos electrónicos, indumentaria, juguetes y productos de belleza elaborado por la consultora Federico Muñoz & Asociados detectó un sobreprecio promedio del 116% en Falabella de Argentina versus locales de la misma cadena en Chile, Perú y Colombia.
“Las barreras al comercio (implementadas por la Argentina) disocian el precio doméstico de la paridad de importación no sólo porque encarecen el ingreso de mercaderías, sino además porque facilitan comportamientos monopólicos u oligopólicos en la oferta local”, indica el informe elaborado por el economista Federico Muñoz.
“El cierre de la economía se convierte entonces en un factor explicativo crucial –acaso el principal– de nuestros sobreprecios”, añade.
La Argentina, al no tener una política de integración comercial con China, no puede exportar a ese mercado alimentos con alto valor agregado. La mayor parte de las colocaciones destinadas a la nación asiática corresponden a poroto de soja.
Argentina tiene actualmente cerrado el mercado chino para cortes bovinos enfriados (sólo pueden entrar cortes congelados de menor valor), menudencias bovinas, vacunos en pie, carne ovina, carne porcina, chacinados, harina de trigo, legumbres, limones, cerezas, uvas frescas, duraznos y arándanos, entre otros alimentos. Además, los alimentos autorizados a ingresar al mercado chino deben, en algunos casos, pagar altos aranceles. Por ejemplo: 20% para la carne aviar y ovoproductos, 25% para carne vacuna congelada y 30% para jugo de naranja.
Chile, gracias al Tratado de Libre Comercio que mantiene con China desde octubre de 2006, en el primer semestre de este año –según los últimos datos oficiales publicados por Direcon– logró un superávit de 2099 millones de dólares con la nación asiática.
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