El jaguar es el felino más grande que habita Bolivia. Espera el crepúsculo para salir como una sombra de su guarida, trepa árboles, es un excelente nadador y posee colmillos poderosos con los que puede atravesar hasta el caparazón de una tortuga o el cráneo de sus presas; empero, hoy, ninguna de esas cualidades naturales le sirven frente a traficantes que acopian y ofertan sus colmillos y pieles en mercados del continente asiático.
El tigre, otorongo, yaguareté o pintado, como también se conoce a la Panthera onca (nombre científico) es considerado un “verdadero sabio y protector” por los pueblos amazónicos. Cada 21 de diciembre y durante cinco días, los indígenas se internan al bosque en busca del “espíritu del jaguar”, con el que pueden predecir el futuro, según sus creencias.
No obstante, existen otros pobladores que, pagados por traficantes, salen en su búsqueda para cazarlo y obtener sus colmillos para enviarlos desde el Beni a Santa Cruz y La Paz, para luego, a través de Correos de Bolivia (Ecobol), trasladarlos hasta China.
El jaguar boliviano que habita en los bosques de Pando, Beni, Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija está en situación “vulnerable” y podría pasar al nivel de “peligro” debido a su caza y el tráfico de sus colmillos.
El imponente felino está protegido por el Decreto Supremo 25458, del 8 de marzo de 1997, que declara la veda general e indefinida contra el acoso, la captura, el acopio y acondicionamiento de animales silvestres y colecta de plantas silvestres y sus productos derivados como cueros, pieles y otros.
Sin embargo, hasta la fecha se investigan siete casos de esta actividad ilegal. Entre los implicados, seis son de nacionalidad china y el restante es un ciudadano oriundo de Cochabamba, pero el destino común de los colmillos es China, según datos oficiales de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, proporcionados a Informe La Razón.
“Matar al guardián del bosque es un delito”, afirma Alayda Humaday, nativa del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
Por tal motivo, la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) y el fiscal de Materia de la División Económicos Financieros y de Medio Ambiente de La Paz, Edwin Sarmiento, y su colega de Rurrenabaque José Rioja están tras las pistas de las personas que desde agosto de 2014 han tratado de enviar colmillos de jaguar a China.
La tenencia, manejo y tráfico ilegal de especies de la biodiversidad tienen sanción penal, según el artículo 383 de la Constitución Política de Bolivia.
MOTIVOS. Bigotes, garras, ojos, grasa, pene, testículos, bilis, dientes e incluso los huesos de jaguar son apreciados por la medicina tradicional china, explica Daniel Manzaneda, especialista en el manejo sostenible del medio ambiente y coordinador del Foro Boliviano Sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), en Rurrenabaque.
El abogado señala que en la cultura china existe la creencia de que las partes del tigre y su mítico poder tienen propiedades medicinales para curar la artritis, energizar el cuerpo e incrementan la potencia sexual masculina. Estas supersticiones ponen en peligro de extinción a los tigres por lo que solo quedan 3.200 de este felino en estado salvaje en el sur de China, dice el coordinador de Fobomade.
“Debido a la disminución de los felinos en Asia, la demanda se ha trasladado a otros países como el nuestro, donde aún existen tigres u otros felinos similares, apreciados por la medicina tradicional china”, remarca el experto.
Informe La Razón entrevistó a Han Jiang, jefe de Sección Política de la Embajada de China, para conocer su posición ante estas apreciaciones. “Esto ocurría entre los siglos XVIII y XIX, ahora los tigres son protegidos por todas las autoridades”, afirma el diplomático. Indica que en su país habían personas que tenían creencias de que partes de los tigres curaban algunas dolencias, pero “ahora todos los animales en riesgo de extinción son muy protegidos”, asegura.
El agregado cultural, Liu Hebao, añade que “la gente que vivía en las montañas en China tenía estas creencias”. Detalla que ahora las personas pueden ver a los tigres en los zoológicos y en los bosques salvajes. “Para nosotros el tigre significa majestuosidad y ferocidad”.
Manzaneda insiste en su hipótesis y alerta de mayores peligros. “Son los chinos los que están incentivando a la gente de escasos recursos a matar a nuestros jaguares”. Explica que este ilícito, al parecer, está relacionado con la llegada, desde hace un año de siete empresas chinas que ejecutan proyectos públicos prioritarios para Bolivia que operan cerca de áreas naturales. “Esto implica la llegada de gran cantidad de ciudadanos chinos que no solo demandan productos de animales silvestres, sino que son potenciales comercializadores”.
Los funcionarios de la legación china señalaron no estar autorizados para opinar sobre esta denuncia.
Sobre la actuación de los pobladores de las zonas donde hay jaguares y su supuesto apoyo a los traficantes, Alayda Humada, indígena del TIPNIS (Beni-Moxos y Cochabamba-Chapare), sostiene que respetan al felino. “No solo porque es grande, fuerte y carnívoro, sino porque echa a los avasalladores”.
FUENTE: Reportaje de La Razón
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