miércoles, 3 de agosto de 2016

YERBA MATE / CASI UNA EPOPEYA.


                        

                                    

                            Primeras plantaciones de yerba mate.



  NUESTRA HISTORIA | 28/04/2016

Contamos los primeros intentos de los jesuitas y Bompland, a Lanusse, Kury y Allain
Con el correr de los años disminuyó la producción de la yerba mate de los montes, debido a la forma despiadada que se mutilaban los árboles, mientras el consumo iba en aumento. Para satisfacer la fuerte demanda, se pensó en hacer plantaciones como las que hicieron los Jesuítas en sus reducciones.
De aquellas plantaciones encontró Azara en 1784, en su viaje de Asunción a Santo Angelo, en el Brasil, 25.000 plantas de yerba de cultivo en la reducción de San Cosme, en el Paraguay; 36.000 en Itapúa (Encarnación, también Paraguay) y 13.000 en Mártires, perteneciente a Misiones. Por su parte, Amado Bonpland, en 1821 encontró restos de plantaciones en Candelaria y Santa Ana.
Las plantaciones de los Jesuítas terminaron de explotarse cuando los expulsaron en 1768 y se llevaron con ellos el secreto de como las hicieron y la técnica que emplearon para plantar los árboles de yerba mate.
Como antecedente histórico hay que recordar a Amado Bonpland, que fue jardinero de la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte. Había estudiado medicina en París pero su gran afición eran las Ciencias Naturales. En compañía de Humboldt recorrió diversos países de la América del Sud, recogiendo numerosos datos zoológicos, botánicos, geográficos, astronómicos y paleontológicos. Regaló al Jardín de Plantas de París un herbario con 60.000 especies, muchas de las cuales eran desconocidas.
Vino a la Argentina en 1817 invitado por Bernardino Rivadavia y en 1820 se estableció en Misiones, en Santa Ana, resolviendo plantar yerba mate. Inició las tareas con sus conocimientos científicos y la ayuda de aborígenes, pero Francia, el entonces dictador del Paraguay, temiendo la competencia al casi único recurso del país en aquella época, lo mandó prender, internándolo en el Paraguay y desparramando a los indios que trabajaban a su lado. En esa forma arbitraria se malogró un esfuerzo que, de haber tenido éxito, hubiera adelantado en muchos años el progreso de Misiones.
La principal dificultad para hacer plantaciones de yerba era encontrar la forma de hacer germinar la semilla. Antes de conseguir esto, en 1892, Adrián Kury obtuvo 60 plantas que le mandaron del Iguazú. Eran plantas nacidas espontáneamente al pié de los árboles de yerba mate del monte, que los nativos llamaban “guachas”. Las trasplantó en su chacra a orillas del arroyo Mártires, consiguiendo que 50 vivieran y crecieran normalmente.
Benedetto de San José consiguió a su vez criar un lote de 800 plantas, obtenidas por medio de acodos hechos de árboles de yerba que había en las Ruinas de San José desde la época de los Jesuítas.
Esos meritorios ensayos no resolvían del todo el problema de hacer plantaciones en alta escala.
Juan José Lanusse, que era gobernador de Misiones en aquellos años (1896-1905), hizo los mayores esfuerzos y propaganda para estimular a los colonos a iniciar el cultivo. Contó para ello con la inapreciable ayuda de Carlos Thais, de nacionalidad francesa, que era Director de Parques y Jardines de la Capital y persona muy competente, creador del Jardín Botánico de Buenos Aires, considerado en su época uno de los mejores del mundo.
Carlos Thais encontró en 1895 la forma de resolver el arduo problema de hacer germinar la semilla, tratándola con agua caliente. El gobernador Lanusse divulgó ese descubrimiento en circulares y en toda forma.
A Julio U. Martín, fundador de la firma Martín & Cía., de Rosario, le cabe el honor de haber sido el primer plantador en escala comercial. Había nacido en Sainte Croix, Suiza, y arriesgó su fortuna dedicando su vida a la creación y desarrollo de esa nueva fuente de riqueza nacional. La firma Martín & Cía. poseyó 1.500 hectáreas de yerbales y el molino más importante del país, en Rosario.
La primera plantación se hizo en chacras de la Colonia de San Ignacio, conseguidas de la Oficina de Tierras con la empeñosa ayuda del gobernador Lanusse. Los trabajos se empezaron en 1903 y se designó para dirigir los cultivos al ingeniero agrónomo Pablo Allain, de nacionalidad suiza, recibido en Montpellier y especializado en Alemania y Bélgica.
Esa plantación sirvió como primera escuela y rápidamente se difundió en todo Misiones el cultivo de la yerba mate. El mismo Allain hizo plantaciones en San Ignacio por cuenta de la sociedad La Plantadora. En ese mismo lugar plantaron Adolfo Lanusse y los hermanos Palacios, Pedro Núñez lo hizo en su campo Santa Inés y los señores de Blosset en su propiedad llamada Los Manantiales.
En San José plantaron los señores Fabre; en Santa Ana, Alan Stevenson y los señores Lagier; en Candelaria, Pervinquiere y Quitabyí, y luego muchos más se dedicaron a este cultivo en distintas localidades de Misiones.
Como los primeros que hicieron germinar la semilla y levantaron viveros, se distinguieron el español Antonio de Llamas y el italiano Benito Zamboni, ambos con propiedades en Santa Ana.
Pedro Núñez fue el primer plantador de yerba en la zona de campo. Solía decir que “lo hice de la opinión de quienes afirmaban que la yerba mate debía cultivarse bajo monte”. Pero con perseverante tenacidad -rasgo sobresaliente de su carácter- logró éxito en su empeño, persuadiendo a los demás a voltear el monte para plantar a pleno aire libre.
Un hecho infausto empañó la historia del resurgir de la yerba mate: el bárbaro asesinato de Alan Stevenson, que había sido el primero en procurar la solución del secado mecánico, instalando en 1921 secaderos rotatorios en el establecimiento La María Antonia, de los señores Herrera Vega. Los obreros creyeron que con esas máquinas iban a quedar sin trabajo y un grupo de ellos, capitaneado por un bandido paraguayo de apellido Mañazco, lo asesinó en el trayecto de la picada del Yabebirí a San Ignacio.
En la Asociación Rural Yerbatera Argentina hay una placa de bronce que perpetúa los nombres de las personas que propulsaron o hicieron las primeras plantaciones de yerba mate. Figuran en ella Juan J. Lanusse, Antonio de Llamas, Benito Zamboni, Julio U. Martín, Pablo Allain y Pedro Núñez.
Con la generalización de las plantaciones de yerba mate -que con toda razón se llamó Oro Verde- tuvo comienzo una nueva era. Misiones había encontrado por fin una fuente fija de trabajo, distinta a los obrajes y a las explotaciones de yerba en el monte, que obligaban a trasladarse continuamente en busca de otras fuentes de producción, en las que solo podían hacerse instalaciones provisorias, impropias para el afincamiento de poblaciones.
Con la estabilidad que trajo el cultivo de yerba mate, las instalaciones de secado se construyeron más cuidadosamente, con lo que el producto ganó en calidad e higiene. Al tener cerca trabajo continuado y remunerativo en condiciones menos penosas, los pueblos aumentaron su población, vinieron capitales de otras partes, se establecieron prósperas colonias yerbateras, se abrieron caminos y la industria y el comercio florecieron.
(*) Texto extraído del libro Yvyraretá, de C. Núñez, Ediciones Montoya.
Publicado en Revista Bien Nuestro número 9, Diciembre 2015

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