martes, 18 de julio de 2017

EMPRENDEDORES CON MAYÚSCULA.


 Un pequeño emprendimiento en la ciudad de Oran se convirtió en la única empresa familiar en la provincia de Salta que se dedica al envasado de pulpas tropicales que busca un lugar en la industria Argentina.

El ingeniero agrónomo Carlos Suarez y su esposa Elizabeth Vaca, se embarcaron en este proyecto hace muchos años.
Esta historia comenzó con el maracuyá, la frutal estrella que hace unos 15 años comenzaba a conocerse en la zona tropical.
Primero, en un galpón prestado, intentaban extraer su jugo con un secarropas centrífugo y luego pudieron acceder a una pequeña máquina despulpadora.
Desde ese momento la historia no se detuvo hasta hoy.
"Es un trabajo que iniciamos hace varios años con mucho cariño, y que lentamente se fue autofinanciando hasta llegar a concretar lo anhelado: Una pequeña fábrica de Pulpas y dulces de frutas tropicales" comenta el apasionado profesional, mientras explica que la esterilización de los frascos, el envasado y el tapado de las botellas se hacen de manera manual.
Acuerdos
La suya ya es una marca registrada y hoy cuentan con una fábrica propia y una plantación de dos hectáreas, con la habilitación municipal en trámite. Gracias a un convenio que firmaron con el INTA lograron convencer a algunos pobladores sembrar semillas de maracuyá para poder cómprales las frutas y aumentar el volumen de producción
Suarez explica que si bien el maracuyá es la fruta que más se comercializa, también trabajan con pulpa de mango, arándanos, papaya y guayaba de esa forma garantizan que los clientes tengan frutas tropicales todo el año.
"El público al que apuntamos es especialmente que se dedica a la cocina gourmet y helados artesanales, que nuestro producto se pueda industrializar de tal forma que también se pueda vender jugos o pulpa congelada, algo complicado para nosotros, todavía, por lo que significa la logística de mantener la cadena de frio" explica el ingeniero.
Suárez comenta que un litro de maracuyá equivale a cinco litros de agua, por lo que estima que en poco tiempo el cliente podrá disfrutar de jugos de frutas tropicales.
Seguramente mucha gente imaginará que el nombre del producto no es muy comercial, pero ambos están convencidos de que ponerle ese nombre (La Abuela) es una manera de tener presentes a esas personas que cumplieron un rol especial en la crianza y educación, de Carlos y Elizabeth.
Diversificar el público
Con la intención de diversificar el público Elizabeth realizó un curso de tres meses donde aprendió a realizar los mejores dulces artesanales con los frutos tropicales, y si bien aún no tiene mucha promoción las ferias regionales se convierten en una vidriera para los que quieran consumir "los manjares de la Abuela" (marca que aún está en trámite)
A nivel local como productores artesanales hay una gran expectativa. Las presentaciones son en frascos de 250 gramos. 460gr. 900gr. y3 kilos maracuyá, papaya, mango, granadas y arándanos.
Trabajo y experiencia
El ingeniero agrónomo Carlos Alberto Suárez tiene una basta trayectoria en la materia ya que asesoró a grandes productores de la zona, no solo en materia de frutas y hortalizas sino también en asesoramiento forestales, llegando a ocupar el cargo de secretario del centro de Obrajeros del Norte.
Esta experiencia le fue sumando manejo a la hora de avanzar con el emprendimiento que comenzó con herramientas menos que artesanales


Fuente : El tribuno.




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