domingo, 24 de julio de 2016

.GRANJAS DE GRILLOS.



Esta granja de insectos quiere alimentarnos con grillos criados éticamente


Inaugurada en 2014, Next Millennium es una de las primeras granjas en Norteamérica que cría grillos y gusanos para consumo humano. Es propiedad de Jarrod Goldin, un quiropráctico de profesión, y de sus hermanos Ryan y Darren, quienes ya habían criado grillos anteriormente, pero para venderlos a las tiendas de mascotas.

Los hermano Goldin están convencidos de estar criando “la comida más densa nutrimentalmente del planta”, ya que los insectos contienen mucha proteína y poca grasa, además de que provocan un impacto ambiental muy bajo. Los grillos, por ejemplo, necesitan 12 veces menos alimento que el ganado para producir la misma cantidad de proteína, además de desprender menos gases de efecto invernadero y amoníaco. Estas importantes características no han pasado desapercibidas por la industria de la comida saludable, además de las ventas directas al consumidor, cada año Next Millenium vende hasta 1 100 kilos de harina de grillo por mayoreo a compañías que fabrican barras de proteínas y otros productos nutritivos. Pero, dentro de todos sus beneficios, hay que tomar en cuenta que para conseguir toda esta proteína valiosa, las criaturas tienen que ser criadas y matadas en cautiverio; y con la falta de regulaciones legales en pro de los invertebrados, me pregunto si existe una forma “humana” o correcta de faenar insectos

En Next Millenium, cerca de 15 millones de grillos son criados en contenedores blancos, construidos para que las necesidades de los insectos estén cubiertas por completo. Cada contenedor recibe agua por medio de un sistema de irrigación y tiene luz, temperatura y humedad controladas. Los grillos son faenados y procesados de la forma que la familia cree que es más humana. Están incluso considerando instalar un sistema de rampas para que los grillos que se escapen no sean pisados accidentalmente.
Next Millenium también cría gusanos en sus instalaciones. Goldin asegura que las larvas, que prefieren los ambientes tibios, son criadas en “recipientes confortables” y en “condiciones muy humanas”, con una dieta que se suplementa con vegetales. Goldin admite que la forma en la que han elegido criar a sus insectos —desde usar agua corriente en vez de agua de depósito, a su elección de raciones de comida– es enteramente subjetiva. “Si hace una diferencia fisiológica en los grillos o no, no estoy seguro”, confiesa. “No estoy seguro de lo que debería hacerse para tratar a un insecto humanamente”.

La verdad es que nadie realmente lo sabe. Las pruebas de sufrimiento en los vertebrados son bastante claras, porque el dolor se mide a través del aumento de la presión sanguínea y la liberación de hormonas del estrés. Sin embargo estas pruebas son mucho más complicadas si se quieren aplicar en invertebrados. Hay algo cierto: los insectos son capaces de experimentar la nocicepción —habilidad de percibir el peligro potencial—, pero no hay evidencia de que puedan percibir el dolor. De hecho, hay mucha evidencia de lo contrario.

Tomemos por ejemplo a la mantis religiosa que continua apareándose aún cuando está siendo comido por su pareja hembra. Y, vamos, ¿quién no ha atravesado una mosca con un escarbadientes y ha visto como continua caminado sin problemas? “El problema del dolor es muy subjetivo”, dice Steve Marshall, un entomologista de la Universidad de Guelph. “Los insectos responden ciertamente al estímulo negativo. ¿Pero está el insecto pensando ‘Oh por dios, como sufro a causa de estas condiciones desfavorables’? No lo creo. Creo que esa es una antropocéntrica forma de verlo.

Aunque hay sólo alrededor de cinco granjas de insectos en Norteamérica, la industria parece estar en crecimiento. Pero sin legislación sobre el bien de los insectos, ¿quién parará a los nuevos empresarios de usar el enfoque de Next Millennium para hacer fábricas de insectos? Si le preguntas a Ikka Taponen, director de operaciones de Economía de Insectos Nórdica basada en Helsinki, el dinero es la barrera más grande. “El tratamiento ético es el más beneficioso económicamente”, explica el granjero de insectos. Después de todo, si los grillos fueran encerrados en pequeñas áreas o en condiciones que fueran dramáticamente diferentes a las de su ambiente natural, se canibalizarían unos a otros y las enfermedades florecerían. Sin embargo, Tamponen acepta que hay dos oportunidades donde los derechos de los insectos podrían ser abusados fácilmente. Primero, mientras que el enfriar en seco es el método de eutanasia preferido (Next Millennium hace esto), es también el más caro. Es posible que las granjas más grandes los matarían en formas más “dolorosas”: los podrían meter en agua hirviendo o aplastar. Segundo, los métodos de cría podrían ser alterados para encubar insectos innaturalmente más grandes. “Tal vez la crianza llevaría a tasas de mortalidad más grandes, pero sería aceptado si la biomasa que se gana es mayor de la perdida”, dice Taponen.


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