viernes, 8 de julio de 2016

VACAS SIN CUERNOS.




                                       

El mercado busca vacas sin cuernos.


Hace cuatro años Scott Fahrenkrug vio una noticia en el canal ABC sobre la práctica de quitarle los cuernos a las vacas lecheras, un doloroso procedimiento que hace que sea más seguro manejar a los animales. En las imágenes, temblorosas porque estaban tomadas con cámara oculta, se veía a una vaquilla blanca y negra de raza Holstein gimiendo y coceando mientras le quemaban los cuernos con un hierro candeLa edición genómica también se puede usar para crear animales transgénicos. Pero las vacas que se editaran para que nacieran sin cuernos no tendrían ADN de otra especie, sino ADN de una raza distinta de vacas. Por eso los emprendedores esperan poder encontra un resquicio legal. Las reglas de la FDA respecto a animales modificados, emitidas en 2009, no incluían la edición La edición genómica también se puede usar para crear animales transgénicos. Pero las vacas que se editaran para que nacieran sin cuernos no tendrían ADN de otra especie, sino ADN de una raza distinta de vacas. Por eso los emprendedores esperan poder encontrar un resquicio legal. Las reglas de la FDA respecto a animales modificados, emitidas en 2009, no incluían la edición genómica y, en opinión de Fahrenkrug, es posible que no la cubran.
Fuente MIT

En respuesta a preguntas de MIT Technology Review, la FDA se mostró de acuerdo en que sus reglas "tuvieron en cuenta la tecnología de aquel momento". Pero la agencia afirma que se reserva el derecho a regular la edición genómica también. "Estamos analizando cuidadosamente el enfoque regulador apropiado para los productos creados usando esta tecnología, pero aún no hemos tomado ninguna decisión al respecto", afirma Theresa Eisenman, portavoz de la agencia.

Fahrenkrug explica que para hacer vacas lecheras sin cuernos estudió la secuencia genética que hace que la variedad de vacas Angus, que se crían por su carne, no tenga cuernos. Siguiendo la receta sin cuernos de la naturaleza, usó un método de edición genómica llamado TALENs en su laboratorio para introducirlo en células de piel de una vaca Holstein con cuernos. En total borró 10 letras de ADN y las sustituyó por 212 distintas. Algunas de esas células se convirtieron en embriones mediante clonación y se usaron para inseminar a varias vacas. Fahrenkrug espera que el primero de varios terneros sin cuernos nazca en las próximas semanas. No quiso revelar dónde están las madres, citando el riesgo de sabotaje por activistas en favor de los derechos de los animales o activistas en contra de la modificación genética.

Muertos de miedo

Cualquier modificación de la genética de los alimentos podría enfrentarse a una importante oposición, pero Fahrenkrug espera que la imagen de una vacas sin cuernos sirva para que la gente vea las cosas como él. Los activistas en favor de los derechos de los animales odian la modificación genética. Pero odian aún más la práctica de quemar los cuernos. Los granjeros sólo lo hacen porque tienen que hacerlo. El inversor en Recombinetics Douglas Keeth, explica que su bisabuela murió por una cornada de una vaca lechera. "De joven, trabajando en la granja, quitábamos los cuernos a las vacas con medios mecánicos. Después de 100 cabestros es una sangría", afirma. "No es algo que querrías que se viera en la tele".

Aunque no todas las vacas tienen cuernos, la mayoría de las Holstein sí que los tienen. Según la Asociación Holstein de EEUU, los 30 toros Holstein más valorados de EEUU tienen cuernos. El semen de estos toros campeones, cuyo valor está en que dan lugar a descendencia que produce cantidades titánicas de leche, se congela y se envía por todo el mundo. Tras más de un siglo de crianza selectiva, una vaca lechera media en Estados Unidos produce 10.500 litros de leche al año (frente a los 2.300 litros que produce una vaca normal).

Con estos récords de producción de leche, cualquier esfuerzo por introducir otros rasgos útiles mediante el cruce de animales supone un desafío. Cruzar un a vaca lechera de récord con un animal menor diluye su pedigrí, según Lightner, cuya empresa distribuyó semen de toro congelado por valor de 177 millones de dólares el año pasado (unos 130 millones de euros). Pueden hacer falta varias generaciones de cruces para volver a conseguir un auténtico campeón en la producción de leche.

En comparación, la edición genética es rápida y precisa. El año pasado, en colaboración con el Instituto Roslin y la Universidad A&M de Texas (EEUU), Fahrenkrug creó fácilmente vacas Lenore brasileñas con mayor masa muscular. Lo hizo añadiendo a embriones de Lenore una mutación que potencia el crecimiento de los músculos. Esta mutación se da de forma natural en razas como las Belgas Azules, aunque nunca se había observado en las Lenore, que son más delgaduchas y toleran mejor el calor. La edición consistió en eliminar 11 letras de ADN de un único gen, cortando así la producción de una proteína reguladora de los músculos llamada miostatina. Lightner afirma que estos hitos son el motivo por el que Genus ha empezado a financiar la investigación en edición genómica. "No nos hemos decidido a hacer ingeniería genética sobre los animales", afirma. "Pero estos nuevos enfoques que nos permiten trasladar rasgos podrían resultar revolucionarios".

Las ideas de Fahrenkrug también han llamado la atención de los ganaderos con cabañas lecheras. La tecnología "es muy guay", según el director de I+D de la Asociación Holstein de EEUU, Tom Lawlor. Pero sostiene que los productores de leche tienen miedo de la ingeniería genética. "Es indudable que la tecnología parece prometedora y que funciona, pero entraríamos en ella más poco a poco, por temor a que el consumidor se haga una idea equivocada", afirma.
Es posible, probable incluso, que la combinación de legisladores cautelosos, activistas y desafíos comerciales haga que los productos derivados de animales cuyos genes han sido editados tarden aún muchos años en llegar al supermercado. Puede que no lleguen nunca. Pero lo que no se frena son los avances en la tecnología de edición de genes. "La gente me dice: Te das cuenta de que esto lo cambia todo, ¿verdad? Porque lo cambia", afirma Fahrenkrug. "El genoma es información. Y esto es tecnología de la información. Hemos pasado de poder leer el genoma a poder escribirlo".



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