martes, 21 de abril de 2015

El empleo en las cadenas agroalimentarias


El agro argentino genera 2,7 millones de puestos de trabajo y con las políticas correctas puede generar 500.000 empleos más entre 2015 y 2019.

El sector agropecuario se ha transformado en una larga cadena agroindustrial prestadora de servicios muy diversos, donde la materia prima producida a partir de los recursos naturales sufre un proceso de transformación tecnológico e industrial con gran incorporación de innovaciones y con servicios conexos, desde los más visibles como logística, transporte y comercialización, hasta todo tipo de servicios, tangibles e intangibles, asociados a esta actividad.

Según las estimaciones de FADA, los resultados consolidados para 2013 indican que ese año las cadenas agroalimentarias crearon 2.745.801 de puestos de trabajo en Argentina, el 17,1% del empleo total del país. Es decir, 1 de cada 6 argentinos que trabajan lo hacen en algún punto de las cadenas agroalimentarias, o más de 1 de cada 5 si sólo se considera el empleo privado. De estos puestos, el 30,8% lo genera la cadena de granos, el 31,7% la cárnica y láctea, el 33,8% las producciones regionales y el 1,7% la maquinaria agrícola.

La estimación incluye empleo tanto directo como indirecto, entendiéndose por empleo indirecto la creación de puestos de trabajo en sectores proveedores y en sectores clientes del sector agropecuario, es decir, mirando la cadena de valor hacia atrás y hacia delante, respectivamente.

En este trabajo de FADA, se consideran las cadenas agroalimentarias, no todas las cadenas agroindustriales, que sumarían al análisis actividades como la producción de cueros y marroquinería, la industria papelera, o parte de la textil, entre otras. Las diez cadenas agroalimentarias que sí se consideran son: maíz, trigo, soja, girasol, otras oleaginosas y cereales, cárnicas (bovina, porcina y aviar), láctea, vitivinícola, frutas, verduras y otras economías regionales (incluye yerba mate, te, apícola, aceite de oliva, cacao y chocolate, caña de azúcar), y maquinaria agrícola. También se considera la creación de empleo por parte de la industrial del bioetanol de maíz, dado que esta actividad se nutre de la siembra de maíz, que de otro modo no hubiera existido. , y lo mismo se realiza con el biodiesel, en la cadena de la soja.

Todas estas cadenas exhiben una pérdida de 300.000 puestos de trabajo a lo largo de todo el país entre 2010 y 2013, comparando estos resultados con los de una estimación previa de FADA del año 2011. Esto sin tener en cuenta nuevos empleos que se pueden haber perdido en 2014 como consecuencia de la recesión y la caída de precios de los bienes agrícolas.

Esta pérdida contrasta con el potencial que tienen las cadenas agroalimentarias para generar empleo genuino en el corto plazo. Entre 2016 y 2019, el agro argentino podría crear 497.816nuevos puestos de trabajo. De estos, los granos aportarían 165.000 puestos, con fuerte incidencia del trigo y el maíz, las carnes y lácteos 152.000 puestos, las producciones regionales 170.000 puestos, y la maquinaria agrícola 9.400 nuevos puestos.

Para que esto suceda son necesarias políticas que promuevan la inversión, la producción y la creación de empleo. Entre ellas, políticas macro como seguridad jurídica, estabilidad de precios, menor cantidad de impuestos distorsivos, una mejor distribución federal de recursos fiscales, infraestructura de transporte vial, ferroviario, fluvial y portuario y una mayor inserción internacional con orientación Asia-Pacífico, entre las principales; y políticas agroindustriales como la eliminación inmediata de derechos de exportación (excepto complejo soja que sería gradual), eliminación de las intervenciones y trabas a la comercialización (mercados de trigo, maíz, carnes y lácteos), promoción de inversiones, reintegros automáticos de retenciones de IVA y aumento del corte con biocombustibles en naftas y gasoil, entre otras.

Además de la creación de empleo que se plantea, la eliminación de las trabas a la exportación y los derechos de exportación permitirán volver a un esquema de siembra anual sustentable con alta rotación de cultivos a favor del trigo y del maíz.

Si se supone un crecimiento anual máximo del PIB del 6% para el periodo 2016-2019, dada las políticas macroeconómicas que se deberán implementar para corregir los profundos desequilibrios acumulados después de años de intervenciones distorsivas, la economía podría crear 1 millón de puestos de trabajo, de los cuales las cadenas agroalimentarias aportarían casi 500.000 puestos de trabajo. Este guarismo equivale a un promedio de 125.000 puestos anuales en todo el país, principalmente en el interior, llegando el total de puestos de trabajo agroalimentarios a 3,2 millones, y el total de empleo nacional a 17 millones de trabajadores.

Así, se generará empleo genuino y digno, a nivel local, y de esta manera, una fuente de ingresos personal importante para la equidad y el desarrollo humano. Por otra parte, la creación de empleo genuino es la mejor manera, junto con la eliminación de la inflación, de generar equidad sustentable y desarrollo personal digno en la sociedad argentina. Por eso FADA considera que es imprescindible un conjunto de medidas de este tipo para crear empleo genuino agroalimentario fuertemente desde 2016.

 Fuente. Conciencia Rural.

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