jueves, 30 de abril de 2015

Quitan el gen de una papa y ahora dura mucho más tiempo




Acumula menos azúcar al refrigerarse. Al freírla no produce tanta acrilamida, que se relaciona con el cáncer. Se cultivó con la ayuda de la edición genética, por lo tanto, no es transgénica.

No es una papa transgénica. Es una papa con el genoma editado. No se le ha añadido el gen de ninguna bacteria, como ocurre con los cultivos de soya, maíz o arroz.

La papa Ranger Russet no acumula azúcares a las temperaturas habituales de refrigeración. Esto permitirá que dure más y que, cuando se fría, no produzca tanta acrilamida, una sustancia que se sospecha es cancerígena.

Lo que diferencia a esta papa de las demás es que se cultivó con la ayuda de la edición genética, una nueva técnica para alterar el ADN que según los botánicos, resultará revolucionaria por su sencillez y potencia.

La tecnología también podría ser una forma de modificar plantas que evitaría la estigmatización y la legislación asociada con los organismos manipulados genéticamente, los transgénicos.

Casi sin rastros
En el caso de la Ranger Russet, la edición desactivó un único gen que convierte la sacarosa en glucosa y fructosa. Dan Voytas, su creador, cree que sin ese gen las papas se podrán almacenar mucho más tiempo sin una merma en su calidad.

Esta papa es un prototipo de lo que los investigadores afirman que está a punto de llegar: una nueva generación de plantas modificadas genéticamente. Las pequeñas empresas creen que gracias a la edición genética podrán desarrollar rápidamente nuevos cultivos a una fracción del costo anterior, incluso en especies prácticamente sin tocar por la biotecnología, como las paltas, el sorgo o las flores ornamentales.

Hasta ahora, la mayoría de los cultivos modificados que se han cultivado comercialmente incorporan genes de bacterias para que produzcan insecticidas o resistan a los herbicidas. Pero la oposición de la opinión pública y las exigencias legales hacen que desarrollar plantas transgénicas resulte caro. Por eso casi todas las plantas sometidas a ingeniería son cultivos extensivos lucrativos como la soya, el maíz y el algodón y sólo las venden algunas grandes empresas, como Monsanto y DuPont.

En agosto del año pasado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos informó de que, al contrariamente al caso de los cultivos transgénicos, esta papa no tendría que someterse a la regulación.

Eso significa que en vez de cultivarse en parcelas y generar carpeta tras carpeta de datos de seguridad, la Ranger Russet podrá acceder rápidamente al mercado. Hace dos años se llegó a una conclusión parecida respecto a una planta de maíz con ADN editado desarrollada por Dow AgroSciences, aunque no se está vendiendo aún.

Para aprovechar la luz

Los científicos afirman que productos como la papa no son más que el principio de las técnicas de edición de genes en las plantas. Las mismas tecnologías van a permitir ingeniería genética más sofisticada, entre ellas la manipulación de la fotosíntesis para que las plantas crezcan más rápido y produzcan más alimento.

Por el momento, las técnicas se están usando para modificar las plantas de forma más modesta. "La primera oleada de esta tecnología se limita a quitar algunos pares de bases", explica el profesor de patología de las plantas en la Universidad deEstatal de Pennsylvania (EEUU), Yinong Yang, refiriéndose a combinaciones de letras de ADN (A, G, C y T) que componen el genoma.

Al silenciar un gen, como se hizo con la papa, se puede dar a la planta propiedades valiosas. El siguiente paso será cambiar las letras de ADN de los genes de plantas, cambiando la versión de un gen en una planta por la de otra que se sabe que es resistente a una enfermedad

No hay comentarios:

Publicar un comentario