miércoles, 13 de abril de 2016
VINOS CON BRETT/ ¿Defecto inadmisible?
Si alguna vez oís por ahí a un sumiller decir “este vino tiene brett“ torciendo el gesto, es que su sensibilísima nariz ha detectado olor a establo, a sudor de caballo…, lo que es considerado -casi por todos- como un defecto.
Brett es la abreviatura de brettanomyces, un tipo de levadura que se desarrolla en la madera de los viejos depósitos o las barricas con muchos usos. Es un hongo de crecimiento muy lento, razón por la cual se desarrolla sobre todo durante el almacenamiento y envejecimiento del vino. Junto con la formación de fenoles volátiles, el brettanomyces produce elevadas cantidades de ácido acético generando ese olor a animal que podéis haber captado en algunos vinos de corte clásico, elaborados de la forma tradicional, y con largos períodos de crianza.
Pero este olor característico a cuadra no desagrada a todos. De hecho, a algunas personas les gusta mucho que el vino tenga un toque de brett por lo que incluso existen bodegas que, lejos de luchar contra el hongo, trabajan para lograr que aparezca de forma controlada. ¿Se empeñan estas personas en llevar simplemente la contraria llamando cualidad a algo que, tradicionalmente, se considera un defecto?
Creemos que no. Al menos, opinamos que no se trata de un elemento que debiera Barricas brettanomyceshacernos devolver la botella. Es un defecto del vino, en eso no nos atrevemos a desdecir a los sumilleres, pero ¿se puede defenestrar así como así un olor (aroma para algunos) que ha acompañado al vino durante tantos años de envejecimiento y que forma parte de la identidad de ciertos vinos y zonas vinícolas? Puede que no. O seamos aún más sensatos: si a ciertos individuos les parece que el brett da un nota interesante al vino, ¿cuál es el problema?
Porque, ¿no puede llegar a ser agradable un toque lejano a establo? Quizá no siempre, pero sí en determinadas circunstancias. Haciendo un paralelismo con el queso, ¿no os parecen absolutamente sublimes esos quesos grasos que evocan a granja?
Encontrar belleza en lo defectuoso no es tan infrecuente; la perfección, la rectitud, a veces puede resultar un tanto aburrida. Por ejemplo, ¿cuántas narices imperfectas hacen interesantes a algunas personas? Unas cuantas.
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