sábado, 26 de enero de 2019

ARGELIA / NO QUIERO TU TRIGO...




Argelia rechazó trigo por problemas de calidad

La noticia puede generar un mal precedente para el campo que se encamina a una cosecha de 19 millones de toneladas.
Argelia rechazó ayer un barco proveniente de Argentina que llevaba trigo con destino al continente africano. La noticia puede generar un mal precedente para el campo que se encamina a una cosecha de 19 millones de toneladas. El rumor inicial en los mercados asiáticos terminó siendo confirmado a BAE Negocios por fuentes de la industria.
El dueño del trigo es la empresa Cofco, cuyo embarque salió en diciembre pasado. La carga al llegar a destino fue sometido a los procesos de control en donde se detectó una baja calidad del cereal necesario para su elaboración de harina. El contrato normal de trigo pan es de 280 de FN (falling number). Este tiene que ver con la capacidad fermentativa de las masas necesarias en la panificación.
La explicación más lógica es que se haya enviado trigo al límite de la calidad que terminó brotándose en el transcurso del viaje. Hay que recordar que gran parte del cereal sufrió entre octubre y noviembre de abundantes lluvias lo que ocasionó enfermedades en el cultivo.
El tema es saber si éste rechazo puede generar un problema en las futuras cargas. Habrá que ver si el mismo no se repiten en los siguientes barcos. Están en juego ingresos por u$s2.800 millones.
Fuente: BAE

miércoles, 9 de enero de 2019

CON LA MITAD NO ALCANZA.



Frutas y verduras: alcanza para la mitad de los argentinos.


A partir de la globalización de los alimentos, accedemos a productos originados en diversos y muy lejanos países, por ejemplo, en una simple ensalada de frutas hay bananas del Indico; duraznos, manzanas y melones de oriente, frutillas americanas, uvas europeas y kiwi chino pero mejorado profundamente en Nueva Zelanda, todo rociado con jugo de naranjas chinas.
En una ensalada de hortalizas conviven el tomate de América, la lechuga de la India, cebolla de Asia Central, rúcula europea. Casi todos estos cultivos son producidos en nuestro país, salvo las bananas, y varios de ellos además son exportados a otros destinos.
Sin embargo, desde el punto de vista nutricional la situación nacional es preocupante, muy lejos de lo recomendado por las instituciones internacionales y nacionales especializadas en nutrición. Los 400 gramos diarios o las 5 porciones de frutas y hortalizas recomendadas están muy alejadas de las dietas reales en Argentina.
Según los trabajos que hicimos con Sergio Britos, su equipo y algunos con colegas de la Universidad Austral, para llegar a satisfacer las necesidades debería duplicarse la actual producción, sin exportar nada. Es decir que a diferencia de otros grupos alimentarios producimos solo para 20 millones de personas.
Los dichos de que lo hacemos para 400 millones es solo en términos de calorías de productos, que además mayoritariamente son forrajes usados para producir alimentos balanceados.
La producción hortícola es generalmente periurbana en la mayoría de las especies, especialmente las más perecederas como las hojas y una parte de los frutos bajo invernadero como los tomates, pimientos, berenjenas y otros. Estos últimos fuera de estación se originan en núcleos de invernaderos ubicados en Corrientes o Salta. Hay también productores monoproducto como choclo en diversas localidades, o espárragos en Cuyo o papa/cebolla/zapallos o ajos en varias provincias.
Hoy las producciones periurbanas se generan en establecimientos de poca escala, con bajo nivel tecnológico, con tierra generalmente bajo alquiler, bajo acceso a asesoramiento profesional, desorganización comercial y con mucha informalidad en todo sentido.
En un trabajo realizado con Andrés Grassi y Claudio González caracterizamos la demanda actual y futura de los 40 municipios que constituyen el área metropolitana de Buenos Aires, el AMBA, donde viven 15 millones de habitantes, el 37 % de la población total argentina, se genera el 50% del PBI y tienen 2,8 millones de alumnos en escuelas de todos los niveles.
Allí hay espacio grande para crecer si se hace un trabajo coordinado de ordenamiento territorial, especialmente en los grandes manchones aún verdes de Campo de Mayo, Ezeiza o en torno de la continuación de la autopista del Camino del Buen Ayre, hoy en plena construcción.
Se puede trabajar sobre la base de los productores actuales, tienen cultura del trabajo, pero generando un gran esfuerzo de asesoramiento productivo y ordenamiento comercial, también si se facilitan inversiones para la horticultura de alta productividad como la hidropónica y si se generan espacios para el uso turístico, por ejemplo, viñedos o piscicultura de pesque y pague en las cavas y socavones existentes. Matriz productiva, servicios, trabajo, desarrollo conectados con la salud.
fuente: revista Chacra.
 

domingo, 6 de enero de 2019

LOS VINOS DEL HIELO.




        

Los vinos que vienen del hielo


El que vamos a describir a continuación es uno de los métodos de elaboración de vino más folclórico y particular que existe en el mundo. Se trata del vino de hielo, o Eiswein, o Icewine. Su característica primordial y distintiva es que proviene de uvas congeladas, y tal como habíamos adelantado en una nota publicada en el mes de septiembre llamada "El encanto de los vinos dulces", vamos a dedicarle una columna exclusivamente a este artesanal modo de hacer vino, para que Usted lo conozca en profundidad.

Los principales productores de vino de hielo del planeta son (por mucho) Canadá y Alemania, en ese orden, los cuales están regidos por reglamentaciones especiales para este tipo de bebida. Acorde a la legislación, el verdadero Icewine o Eiswein es aquel que proviene de uvas sanas (sin podredumbre) naturalmente congeladas en el viñedo, quedando expuestas en las plantas a temperaturas de entre 8 y 16 grados bajo cero.
El procedimiento para lograr esto sería así: las vides transcurren normalmente su ciclo anual de fructificación y las cepas se van desarrollando como en cualquier otro caso, cuidándose especialmente que no sean atacadas por ningún tipo de podredumbre (ni buena ni mala). Al llegar el momento de la madurez, los racimos quedan expuestos en la planta, sobremadurando y esperando la llegada de la primer gran helada.
Cuando los primeros fríos fuertes hacen descender las marcas por debajo de los 8 grados bajo cero, se realiza la vendimia, retirando los frutos totalmente congelados. Este trabajo se hace en la oscuridad de la noche, para garantizar que las uvas lleguen en ese estado a la bodega, donde son estrujadas, prensadas y filtradas.
Este último es un paso clave: al helarse las cepas, una parte del agua, la que se define como "agua libre" presente en las células, se congela, pero no así los otros componentes que se encuentran asociados a lo que se define como "agua ligada" (como por ejemplo los azúcares), con lo cual se forman cristales de agua, los que se separan por filtración, provocando un efecto de concentración, llamado "crioconcentración", quedando una especie de "jarabe viscoso" el cual será fermentado a posterior.
Así se aumenta exponencialmente en el mosto el contenido de azúcares, ácidos, y compuestos sápido-aromáticos. Luego se continúa el proceso con la fermentación, la cual puede durar un par de meses a causa del alto contenido de azúcares, hasta que se detiene dejando un importante remanente de dulzor. Por último, el vino puede atravesar por un periodo de algunos años de crianza en madera, o no, dependiendo de cada viticultor.
En el caso de los vinos de hielo tintos, se emplea la casta Cabernet Franc; aunque en su gran mayoría son blancos, utilizándose cepas como Riesling, Chardonnay, Niágara, Vidal o Gewürztraminer. El resultado es un elixir cristalino, concentrado, con altos niveles de azúcar y acidez, persistente, equilibrado, muy aromático y sabroso, que debe ser bebido a una temperatura ideal de 10 grados, para apreciarlo en plenitud, generalmente posterior a las comidas.
El dato histórico más antiguo comprobable de la existencia de los vinos de hielo se remonta a 1794 en la zona germana de Bayern, donde se documentó por primera vez una cosecha helada. Como decíamos al comienzo, Canadá y Alemania poseen normativas que indican características estrictas del proceso de elaboración de este producto, como ser: denominaciones de origen, momentos de cosecha, prohibición de agregados al mosto, cepas a utilizar, orígenes geográficos, uvas congeladas en forma natural, y hasta el idioma en el que deben estar escritas las etiquetas de las botellas, entre otros.
Existen además, métodos alternativos para realizar vinos de hielo, los cuales consisten en criomaceración y crioextracción, donde básicamente lo que sucede es que la uva es cosechada normalmente y luego es congelada una vez dentro de la bodega, para después continuar con el procedimiento descripto para los frutos vendimiados que ya están congelados naturalmente. Por supuesto, estos últimos vinos no alcanzan ni la calidad ni el precio de los anteriores.
Por Diego Di Giacomo
diego@devinosyvides.com.ar
Sommelier - Miembro de la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores